domingo, 30 de diciembre de 2007

LA MIRADA TRANQUILA

Quizás ha llegado esta página porque es el momento de moderar el paso, dando lugar al alma para que reestablezca una conexión entre el sujeto y lo sucedido."Avivar el recuerdo es buena cosa, porque de tal modo, a fuerza de machacar el almirez de la mollera, se llega a explicar uno fuera de tiempo, cosas que vivió al galope cuando sucedieron y que adquieren su dimensión exacta, como el mosto de calidad, cuanto más reposo hallan".[1]
Es buena cosa la capacidad de reordenar lo recuerdos, darles significado a cosas que se pasaron por alto en la necesaria rapidez de la respuesta vital, cotidiana. Es cierto, hemos vivido al galope la mayor parte de nuestro tiempo, y en ese vértigo hemos dejado pasar detalles o cosas que debieron ser gozadas con más intensidad."Siempre hay un tiempo y un lugar para ejercer la tranquila mirada del caminante. A lo mejor ese es el mayor rédito del peregrino." (jv)[2]
Porque hay dos formas de conocer las cosas: “ uno, teórico, superficial, que permanece en el entendimiento, pero no cala en la voluntad, no empapa el alma toda, lo hondo de ella, y así no influye ni regula todas sus actividades. Podrá calar mucho en el objeto conocido-y en ese sentido no es superficial- pero no cala en el sujeto que conoce, y por eso es superficial en relación al sujeto. Tal sucede con el conocimiento meramente filosófico y científico.Mas hay otro conocimiento subjetivamente profundo, entrañable, que cala lo hondo del alma, informándolo y regulando todo en ella: es un sentir vitalmente la verdad, que lo convierte en algo vitalmente operativo, práctico, regulador, determinante de toda la actividad humana.”[3]
Hacia ese conocimiento se dirige este peregrino y todo individuo que pretenda encarnar su saber convirtiéndolo en la primera respuesta operativa de su conducta.Uno se pone fuera del exigente ritmo cotidiano y al mirar el acontecimiento desdoblando las causas de las consecuencias, como pocas veces en la vida, se hace señor del tiempo y lo reordena a su gusto y necesidad.
Tiene la capacidad de hacer un vino nuevo, de mayor calidad, porque su mosto ha sido debidamente reposado, como dice Juan Van Allen.Y las cosas de la historia van pegando más profundamente que el fruto de la inmediatez, y cada acontecimiento tiene la posibilidad de ser ordenado según la voluntad y el equipo afectivo del sujeto.La cosa entró y se hizo carne. La necesaria vitalidad se enriquece en la relación sujeto-objeto. Y esto requiere tiempo y tranquilidad.A eso apuntan estos textos, profundizar esa relación que existe entre lo vivido y lo pensado.
He recurrido a algunos textos muy antiguos, otros casi contemporáneos, todos apuntan a recuperar cosas que en el apuro hemos dejado de lado y nos hemos impregnado de las tapas de los diarios o de las imágenes de los televisores.Considero que ha llegado el tiempo de mirar con calma las cosas, las vividas, las leídas, los viajes y las historias de la vida.Allá vamos, con caminar de peregrino
.[1] Juan Van Halen- Memoria secreta del hermano Leviatan.- cap. IV pág 51. ed- Planeta
[2] Join-Venture.- comunicaciones personales.
[3] Amor divino y Libertad Creada.-Antonio Pacios M.S.C. Ediciones Acervo-1979

2 comentarios:

Ito, el de La Plata dijo...

he tratado de leer esta introducción sacándome el traje de hermano. ¡Vos sabes que es imposible! De todas manerasy como se que lo que escribiste es lo que REALMENTE pensás, te digo:¡Me siento orgulloso de ser tu hermano!
Lidoro Justiniano
www.laplatabaire.blogspot.com

Caro dijo...

¿Qué tal Luis? Después de tiempo de postergármelo, estoy haciendo mi expedición por los blogs. Es realmente hermosa la dinámica que logra en su prosa entre profundidad, sinceridad y simpleza, logrando trasmitir su experiencia sobre temas para muchos intraducibles en palabras.
Particuarmente me sentí interpelada por el último de los textos que aparecía aquí, en donde cita a Proust (no porque yo lo haya leído, lamentablemente). Creo que la memoria podría tomarse como algo a la vez inherente a, y por eso mismo, inexistente en lo eterno. Porque lo que es, simplemente es, sin espacio, sin tiempo, sin necesidad de atravesarlo racionalmente. La memoria, decía Descartes (uno de los que, creo, tuvo esa increíble exacerbación de raciocinio en desmedro de su capacidad intuitiva, de la que usted habla) es uno de los más engañosos procesos que impiden la certeza en los razonamientos. De todos modos, como todo, por extrema afirmación o negación, al fin y al cabo se llega a lo mismo ¿no? En fin, lo eterno es, pero resulta tan difícil para nosotros entender la simpleza, la sencillez del asunto, e incluso de su explicitación lingüística: simplemente ES, y nada más... que necesitamos recurrir a su negación dialéctica, y entonces la filosofía estricta, la ciencia, el desarrollo problemático, las contracturas académicas...
Sin embargo la dialéctica no nos aguarda sino con una nueva sorpresa, tiene una tercera parte, la del encuentro, la síntesis, la revisión, y tal vez ahí pueda volverse al Ser, a la autoconciencia en su estado de plenitud y pureza absoluta.
Es una mirada creo que muy impregnada de la visión oriental, sin embargo creo que evidencia en realidad cómo toda religión confluye finalmente en una. En el Uno.